Soplan ráfagas de viento
entre las ruinas del ayer
huelen a rock, libertad
acordes de autenticidad
pureza frescura limpieza
diluyen costras de vanidad
Ritmos de ciencia ficción
canciones sin dueño
reales como la emoción
fluyen por las calles del sentir
hablando claro al corazón
se sublevan con empeño
consumiendo materia inerte
construyendo un porvenir
Quizá algún día
serán míos sin poseerlos
Quizá no soy nada
más que una nota
de esa melodía infinita
que nunca deja de sonar
impasible abnegada neutral
indiferente y brutal
Destacar o dejarse llevar
destacar dejándose llevar
dejarse llevar y sentir
desentonar gritar protestar
sentir fluir disfrutar
pensar menos y sentir
sentir más y sentir mejor
Caos y energía
Crítica social, sarcasmo, relatos, poesía y más...
12 ago 2015
9 dic 2014
Prisioneros de nuestra condición
Somos prisioneros de nuestra condición.
El hecho de encerrar a un pájaro en una jaula no le despoja de su condición de ave, este tratará siempre de volar libre por más constreñido que se encuentre, hasta su muerte.
Lo mismo ocurre con las personas, los instintos básicos afloran cuando deben hacerlo, pero a diferencia de los animales nosotros tenemos, en mayor o menor medida la capacidad de reprimirlos o por lo menos la habilidad de enmascarar aquello que nos pasa por dentro mediante una falsa apariencia.
La medida y las formas en que hacemos uso de esa habilidad dependen fundamentalmente del contexto en que hemos sido educados.
La ética y la moralidad son conceptos concebidos en gran parte de maneras distintas, muchas veces incluso opuestas por las distintas religiones y sociedades que nos rodean. Es por tanto un hecho puramente circunstancial la pertenencia a una determinada religión o a una sociedad con unas costumbres concretas.
La única enseñanza válida es aquella que está basada en los valores universales, y no en interpretaciones personales o circunstanciales que puedan dar lugar a cualquier tipo de discriminación.
Solo de este modo podremos formarnos como personas libres, entendiendo la libertad como la posesión de un criterio propio y basado en los valores universales.
Es este el único modo en que se puede basar la formulación de un código ético que sea justo para todos y lo menos represivo posible.
El hecho de encerrar a un pájaro en una jaula no le despoja de su condición de ave, este tratará siempre de volar libre por más constreñido que se encuentre, hasta su muerte.
Lo mismo ocurre con las personas, los instintos básicos afloran cuando deben hacerlo, pero a diferencia de los animales nosotros tenemos, en mayor o menor medida la capacidad de reprimirlos o por lo menos la habilidad de enmascarar aquello que nos pasa por dentro mediante una falsa apariencia.
La medida y las formas en que hacemos uso de esa habilidad dependen fundamentalmente del contexto en que hemos sido educados.
La ética y la moralidad son conceptos concebidos en gran parte de maneras distintas, muchas veces incluso opuestas por las distintas religiones y sociedades que nos rodean. Es por tanto un hecho puramente circunstancial la pertenencia a una determinada religión o a una sociedad con unas costumbres concretas.
La única enseñanza válida es aquella que está basada en los valores universales, y no en interpretaciones personales o circunstanciales que puedan dar lugar a cualquier tipo de discriminación.
Solo de este modo podremos formarnos como personas libres, entendiendo la libertad como la posesión de un criterio propio y basado en los valores universales.
Es este el único modo en que se puede basar la formulación de un código ético que sea justo para todos y lo menos represivo posible.
30 oct 2014
Cárceles imaginarias
No quiero ser yonki de tus melodías
No quiero ser esclavo de tu seducción
Solo quiero volar libre
Por encima de cárceles imaginarias
Sin pagar deudas que no debo
Sin poder tocar el cielo
Sentir el viento
El frío en la cara
La adrenalina y el miedo
La velocidad de un descenso
Dibujar cumbres de montañas
Traspasar fronteras ficticias
Destruir muros
Hablar sin censura
Abstraerme de lo impuro
No quiero bailar a tu son
No quiero saber de cadenas
Solo quiero ser yo
Por encima de rascacielos moralistas
Doctrinas de papel mojado
Amores de postín
Sumergirme en agua helada
Perderme y trasnochar
Transmitir con la mirada
Descubrir paisajes
Conquistar nuevas cimas
Sentir nuevos colores
Volver a nacer
Desnudar mi ser
Mostrar mi alma
Aprender a ver
Saber entender
Conversar con calma
Desaprender, desobedecer
Deshacer y volver a hacer
Volar libre y desaparecer
No quiero ser esclavo de tu seducción
Solo quiero volar libre
Por encima de cárceles imaginarias
Sin pagar deudas que no debo
Sin poder tocar el cielo
Sentir el viento
El frío en la cara
La adrenalina y el miedo
La velocidad de un descenso
Dibujar cumbres de montañas
Traspasar fronteras ficticias
Destruir muros
Hablar sin censura
Abstraerme de lo impuro
No quiero bailar a tu son
No quiero saber de cadenas
Solo quiero ser yo
Por encima de rascacielos moralistas
Doctrinas de papel mojado
Amores de postín
Sumergirme en agua helada
Perderme y trasnochar
Transmitir con la mirada
Descubrir paisajes
Conquistar nuevas cimas
Sentir nuevos colores
Volver a nacer
Desnudar mi ser
Mostrar mi alma
Aprender a ver
Saber entender
Conversar con calma
Desaprender, desobedecer
Deshacer y volver a hacer
Volar libre y desaparecer
4 ago 2014
Otra cara de los festivales
Benicàssim (Benicasim en castellano) es un municipio de la costa castellonense que vive del turismo. Hoy tiene un censo de unos 18.000 habitantes, aunque en verano esa cifra ronda los 60.000.
El municipio acoge también en verano varios festivales musicales, el más célebre de ellos el FIB desde hace ya 20 años. En esta última edición 120.000 personas, británcos mayormente, han pagado las entradas del festival, comido, bebido en grandes cantidades, comprado y quedado alojados en Benicàssim.
Todo ello ha generado unos 1000 puestos directos de trabajo y una ocupación hotelera del 98%. De estos festivales y del turismo estival vive y crece la población. Durante los días festivaleros la fiesta es continua, la música resuena a kilómetros de los escenarios y los visitantes invaden como una marabunta todo el núcleo urbano, así todos los veranos.
Hasta aquí a simple vista, aun pudiendo matizar algunas cosas, son todo facetas positivas para el municipio.
Existe sin embargo una realidad desconocida excepto para quien vive por la zona, un tabú en los medios de comunicación porque se trata de algo feo que ahuyentaría el turismo.
Cuando acaban los festivales y todos los visitantes abandonan la población, dejan tras de sí un rastro de toneladas de basura en las playas del municipio y sobretodo en el recinto de acampada de los festivales.
En el primero de los lugares los efectivos de limpieza actúan con gran eficiencia todos los días antes de la salida del sol, a base de horas extra esos días de extraordinaria afluencia dejan las playas prácticamente impecables para que los que disfrutan de sus vacaciones en nuestras playas, (la mayoría madrileños), permanezcan ajenos a la existencia de montañas de basura en el municipio, porque la fachada e imagen de Benicasim es la playa.
Sin embargo las zonas de acampada, situadas a las espaldas de Benicasim y apartadas del bullicio de los veraneantes se convierten de la noche a la mañana en vertederos donde subsisten los festivaleros entre todo tipo de residuos que ellos mismos abandonan ante la casi inexistencia de contenedores en esos recintos.
Cuando acaba la fiesta, a quien como un servidor, se le ocurra darse una vuelta por aquellos lugares encontrará deshechos de muy diversa índole tales como tiendas de campaña, la mayoría de ellas rotas y sin posibilidad de reutilización, todo tipo de utensilios de plástico, restos de comida incluso dentro de sus envases sin abrir, ropa interior, compresas, preservativos usados incluso excrementos humanos, entre otras muchas cosas. Todo ello reitero, ante la ausencia prácticamente total de contenedores en el lugar, pues solo localizamos 2 este año, y uno de ellos estaba volcado.
Quizá lo peor de esto es que la brisas marinas, presentes a diario en verano por estos lares, arrastran bolsas de plástico y otros desperdicios y se los llevan a zonas próximas a nuestro paraje natural del Desert de les Palmes, una pequeña cadena montañosa, espacio natural pulmón de la zona, muy apreciado por aquellos que disfrutamos de sus rincones o simplemente una imagen a modo de fondo de escritorio según a quien se pregunte. En cualquier caso la basura que vuela fuera de zonas urbanas nadie la recoge.
La carencia de contenedores y medios para evitar que grandes extensiones de suelo acaben alfombradas con basura año tras año es una declaración explícita de que al ayuntamiento y al gobierno local no les interesa ni les ha interesado lo más mínimo el asunto de la contaminación. Ello unido a la falta de civismo de algunos acampados hacen que el problema persista indefinidamente sin solución.
¿Cuanto de lo aquí expuesto es extrapolable a cualquiera de los numerosos festivales que se celebran en nuestra piel de toro durante el verano? Estoy seguro de que mucho. ¿Como gestionan los residuos en otros países más avanzados que el nuestro? cabría preguntarse...
Con todo esto no me estoy posicionando en contra de ningún festival ni mucho menos, pues es motivo de orgullo que por Benicasim hayan pasado grupos musicales de primer orden mundial, pero determinadas cosas se deben hacer de forma distinta. Un festival puede ser entre otras cosas un referente en cuanto a gestión eficiente de deshechos, rodeándose de gente capacitada se puede difundir este mensaje como un valor añadido a los que ya tenga de por sí el evento dándole la vuelta a la tortilla: lo que ahora se considera gasto puede ser una inversión desde otro punto de vista.
Está clarísimo que si estos hechos tuvieran la décima parte de la difusión que merecen, gobierno y ayuntamientos, los responsables directos por omisión de este lamentable espectáculo oculto para la mayoría, tomarían medidas para intentar subsanar esta falta de civismo.
Probablemente esto no devenga en el más mínimo cambio, pero al menos pienso que debe quedar constancia de la opinión mayoritariamente compartida por aquellos que conocemos esta otra faceta menos agradable de los festivales.
El municipio acoge también en verano varios festivales musicales, el más célebre de ellos el FIB desde hace ya 20 años. En esta última edición 120.000 personas, británcos mayormente, han pagado las entradas del festival, comido, bebido en grandes cantidades, comprado y quedado alojados en Benicàssim.
Todo ello ha generado unos 1000 puestos directos de trabajo y una ocupación hotelera del 98%. De estos festivales y del turismo estival vive y crece la población. Durante los días festivaleros la fiesta es continua, la música resuena a kilómetros de los escenarios y los visitantes invaden como una marabunta todo el núcleo urbano, así todos los veranos.
Hasta aquí a simple vista, aun pudiendo matizar algunas cosas, son todo facetas positivas para el municipio.
Existe sin embargo una realidad desconocida excepto para quien vive por la zona, un tabú en los medios de comunicación porque se trata de algo feo que ahuyentaría el turismo.
Cuando acaban los festivales y todos los visitantes abandonan la población, dejan tras de sí un rastro de toneladas de basura en las playas del municipio y sobretodo en el recinto de acampada de los festivales.
En el primero de los lugares los efectivos de limpieza actúan con gran eficiencia todos los días antes de la salida del sol, a base de horas extra esos días de extraordinaria afluencia dejan las playas prácticamente impecables para que los que disfrutan de sus vacaciones en nuestras playas, (la mayoría madrileños), permanezcan ajenos a la existencia de montañas de basura en el municipio, porque la fachada e imagen de Benicasim es la playa.
Sin embargo las zonas de acampada, situadas a las espaldas de Benicasim y apartadas del bullicio de los veraneantes se convierten de la noche a la mañana en vertederos donde subsisten los festivaleros entre todo tipo de residuos que ellos mismos abandonan ante la casi inexistencia de contenedores en esos recintos.
Cuando acaba la fiesta, a quien como un servidor, se le ocurra darse una vuelta por aquellos lugares encontrará deshechos de muy diversa índole tales como tiendas de campaña, la mayoría de ellas rotas y sin posibilidad de reutilización, todo tipo de utensilios de plástico, restos de comida incluso dentro de sus envases sin abrir, ropa interior, compresas, preservativos usados incluso excrementos humanos, entre otras muchas cosas. Todo ello reitero, ante la ausencia prácticamente total de contenedores en el lugar, pues solo localizamos 2 este año, y uno de ellos estaba volcado.
La carencia de contenedores y medios para evitar que grandes extensiones de suelo acaben alfombradas con basura año tras año es una declaración explícita de que al ayuntamiento y al gobierno local no les interesa ni les ha interesado lo más mínimo el asunto de la contaminación. Ello unido a la falta de civismo de algunos acampados hacen que el problema persista indefinidamente sin solución.
Parece que nadie le importe el respeto hacia el lugar |
¿Cuanto de lo aquí expuesto es extrapolable a cualquiera de los numerosos festivales que se celebran en nuestra piel de toro durante el verano? Estoy seguro de que mucho. ¿Como gestionan los residuos en otros países más avanzados que el nuestro? cabría preguntarse...
Con todo esto no me estoy posicionando en contra de ningún festival ni mucho menos, pues es motivo de orgullo que por Benicasim hayan pasado grupos musicales de primer orden mundial, pero determinadas cosas se deben hacer de forma distinta. Un festival puede ser entre otras cosas un referente en cuanto a gestión eficiente de deshechos, rodeándose de gente capacitada se puede difundir este mensaje como un valor añadido a los que ya tenga de por sí el evento dándole la vuelta a la tortilla: lo que ahora se considera gasto puede ser una inversión desde otro punto de vista.
Está clarísimo que si estos hechos tuvieran la décima parte de la difusión que merecen, gobierno y ayuntamientos, los responsables directos por omisión de este lamentable espectáculo oculto para la mayoría, tomarían medidas para intentar subsanar esta falta de civismo.
Probablemente esto no devenga en el más mínimo cambio, pero al menos pienso que debe quedar constancia de la opinión mayoritariamente compartida por aquellos que conocemos esta otra faceta menos agradable de los festivales.
11 jul 2014
Revolución interior
El otro día en el tren a modo de desahogo, para diluir la ansiedad y en un arrebato autorreivindicativo, móvil en mano, traté de exteriorizar un sentimiento que en esos momentos me angustiaba, extirpándomelo de las profundidades a través de palabras.
Se trata de la pereza que tanto mal engendra. Lo que viene va dirigido a ese sentimiento y a nuestra sociedad en general. En esta entrada no hay corrección política ni un lenguaje especialmente cuidado, sino pura improvisación y palabras fuertes acordes con la intensidad del sentimiento. Transcribo el texto tal cual me salió de dentro:
Dicho lo cual me quedé bastante a gusto el resto del día, cabe decirlo.
Un saludo!!
Se trata de la pereza que tanto mal engendra. Lo que viene va dirigido a ese sentimiento y a nuestra sociedad en general. En esta entrada no hay corrección política ni un lenguaje especialmente cuidado, sino pura improvisación y palabras fuertes acordes con la intensidad del sentimiento. Transcribo el texto tal cual me salió de dentro:
Levanta el culo muévete
deja la puta tele despiértate
la excusa deporte nacional
la pereza idiosincrasia cultural
cultura inculta
no pienses te va a sentar fatal
autómata borrego sin voluntad
tírate al agua y empieza a nadar
porque agua vas a tragar
quizá prefieras mierda
pero sigues siendo animal
para ti no hay bien ni mal
solo inmediatez funcional
idiotez fundamental
idiotez fundamental
profundo subnormal
despierta piensa discurre
camina el camino
que el tiempo se escurre
urbanita de urbe
deja de chupar de la ubre
sal al campo y come mugre
te urge no te enteras te surge
insurgente en tu caverna
gerente de tu pereza
sal del zulo y usa la cabeza
entereza pasmado endereza
no te pares a onanarte
qué proeza
parásito integral
aporta o muere
repugnancia visceral
te nutres de miseria
parásito anormal
no aprendiste a hablar
inválido mental
solo sabes defecar
cuando abres la boca inmoral
parásito integral
inválido mental
parásito anormal
aporta o muere
Un saludo!!
9 feb 2014
Ensoñación
Eres tú otra vez
misteriosa mujer de proporciones áureas
Eres tú otra vez
vuelves a pasearte por mis pensamientos
Tu largo cabello al viento
acaricia suavemente mis recuerdos
Vuelves aquí otra vez
tan natural, tan auténtica
Vuelves aquí
como si nunca te hubieras marchado
Nadie te impedirá volar
naciste libre y libre morirás
Vuelas lejos, buscándote a ti misma
ignorando fronteras imaginarias
Eres de una rara pureza
como un espejo de aguas cristalinas
en el que puedo ver quien soy
Vuela lejos grácil fémina
nunca dejes de ser tú
Vuela lejos, libre como la brisa
y regresa siempre que quieras
26 ene 2014
En la gran ciudad
Anoche gracias a una concatenación de hechos
que no vienen al caso, aunque más bien gracias a que a mi caótica mente de vez
en cuando le gusta ir dos pasos por delante de la realidad, sin importar lo más
mínimo si se trata de un buen camino a seguir o no, reuní los ingredientes para
crear una historia en esencia ficticia aunque con trocitos de realidad que me
apetecía contar. Si por alguna extraña razón que nadie alcanzaría a comprender te
decides a seguir leyendo esto, ponte cómodo/a, literalmente.
Allá va:
Allá va:
Allí estaba yo, es decir vuestro narrador, al fin frente a ella,
manteniendo una conversación distendida acerca de algo que ya ni recuerdo.
Tras
unas semanas de correspondencia a través de correos electrónicos, conversaciones telefónicas más dilatadas de lo previsto y
charlas por whatsapp intercaladas con
imágenes que nos intercambiamos, un buen día confluyeron las circunstancias
para que nuestro primer encuentro real se
produjera.
Hacía ya horas que la noche era cerrada,
acabábamos de cenar en un bar moderno por la zona, poca cosa, habíamos
compartido tanto el plato principal como el postre. Estábamos sentados en un
banco en una concurrida plaza del centro de la gran ciudad, llena de vida a
cualquier hora del día y de la noche; se veía pasear a gente de todo tipo:
ejecutivos pegados a su teléfono móvil, familias paseando a sus bebés en
carritos, mimos o mendigos entre otros.
Aunque en aquella ocasión, a diferencia de
otras, aquel ambiente tan heterogéneo no era el foco de mi atención sino
simplemente un telón de fondo. No me sentía cohibido para nada frente a ella,
sensación que hacía mucho que no sentía frente a una chica de edad similar a la
mía.
Conversábamos libremente, sin tapujos y con
una naturalidad total, las palabras fluían sin esfuerzo. De vez en cuando se
producían pausas, no eran cortas ni demasiado prolongadas, siempre surgía algo
más que decir a continuación, aunque debo decir que los instantes de silencio
me resultaban tan agradables como escuchar su voz.
El tiempo parecía fluir por un universo
paralelo al que nos hallábamos nosotros dos en esos momentos. La conversación
parecía querer prolongarse hasta el infinito sin perder un ápice de frescura y espontaneidad.
Nos habíamos sentado muy cerca el uno del
otro, tanto es así que mientras ella hablaba, de vez en cuando podía sentir como
el perfume de sus cabellos castaños y rizados llegaba a mí tenue pero
claramente, incluso podía sentir muy débilmente ese aroma indefinido de su
aliento, despertando mi curiosidad.
A pesar de no ser muy expresiva, entre
diálogos pude percibir en ella algunos gestos como sutiles sonrisas o formas de
mirar que indicaban que se sentía relajada e interesada en mí y la sensación
era mutua.
En un momento cualquiera me estaba hablando
de algo en lo que ella estaba interesada, nuestras miradas eran sostenidas y
profundas cuando de pronto mi capacidad de atención por lo que decía
desapareció por completo y sin saber cómo nuestras bocas se encontraron. El
deseo fluía intensamente a través de nuestros labios, yo besaba suavemente su labio inferior, ella
buscaba mi lengua con la suya. Al mismo tiempo, las yemas de mis dedos
acariciaban su cara, tan suave, explorando por primera vez aquella geografía
femenina que tan agradable me resultaba. Ella recorría mi cuello con sus manos,
sus caricias me hicieron olvidar todo lo malo en un instante. No tengo ni idea
de cuánto duró aquel beso.
Cuando separamos nuestros labios y volvimos a
abrir los ojos, nos sonreímos mutuamente y en seguida surgió un segundo beso,
más intenso aun si cabe. Esta vez nos exploramos las bocas más meticulosamente
el uno al otro, nuestras lenguas contactaron intensamente mientras mis manos se
paseaban por su pelo, cara y cuello, abarcando cada vez más terreno, apretando
suavemente su cara contra la mía sin parar de acariciarle, al mismo tiempo que
ella me rodeaba con sus brazos tratando de buscar también más superficie para
rozar con sus dedos.
Sin dejar de acariciarnos, decidí en un
momento cualquiera apartar ligeramente mi boca de la suya, para empezar a
recorrer con la mía otras partes de ella. Rocé con mis labios una de sus
mejillas por unos segundos, sentir su respiración en mi cara me parecía
embelesador. Me paseé por su labio inferior mojándolo suavemente con mucha
saliva mientras mi nariz se metió en su boca y pude respirar todo su aliento
que tanto había deseado instantes atrás. Ella seguía acariciándome la cara y el
cuello cada vez apretando un poco más, podía sentir su intenso deseo y
viceversa. La siguiente parada fue su
barbilla la cual mordisqueé muy suave para viajar acto seguido hacia su cuello.
Sus manos me presionaban hacia ella, deseando
que prosiguiera con el recorrido mientras mi boca estaba en contacto ya con el
lateral de su cuello alternando chupetones con lengüetazos, embriagándome a la
vez con todo su aroma intenso, su perfume mezclado con su olor corporal que no
hacía sino alimentar mi deseo. Pude sentir en esos momentos como su boca mordía
levemente el lóbulo de mi oreja tratando de explorar ella también nuevos
territorios.
Al mismo tiempo que mi boca paseaba ya por su
nuca, una de mis manos decidió empezar a bajar por sus laterales, acariciándola firmemente pero sin apretarla por encima de su fino
vestido para parar en su cintura y empujarla suavemente hacia mí. En ese
momento sentí como su cara se giraba para buscar mi boca acariciando mi cuello
y dirigiendo mi boca hacia la suya. Nos dimos otro beso apasionado,
presionándonos con fuerza el uno hacia el otro.
En un lapso en el que la intensidad del beso
se suavizó aproveché para pasear mis dedos por sus caderas y uno de sus muslos
deslizándome por la tela de su vestido para llegar donde acababa éste, esto es
unos centímetros por encima de su rodilla, allí detuve las yemas de mis dedos
por un instante, para seguidamente empezar a trazar pequeñas caricias muy
suaves abarcando su rodilla y alrededores.
Sin darme cuenta al cabo de unos segundos ya
estaba acariciándole el gemelo con la mano extendida, palpando su refinada y
suave curvatura, con un gesto espontáneo cogí con cuidado su pierna y la
coloqué entre mis muslos para incrementar más el contacto mutuo. Ella respondió
apretándome fuerte hacia sus labios con los dedos metidos en mi cabello y
dándome el beso más profundo que me había regalado hasta aquel momento, indicándome
claramente su deseo de querer más de mí.
Durante el transcurso de aquel beso, una de
sus manos logró colarse por debajo de mi camisa, podía sentir como sus dedos y
la palma de su mano me acariciaban el vientre mientras mi mano empezaba a
explorar uno de sus muslos avanzando sutilmente bajo su vestido, entonces empecé
a percibir muy leves gemidos suyos, enmascarados por su relajada respiración en
medio de aquel interminable beso que me invitaba a seguir avanzando.
Mi mano ya había avanzado hasta la mitad de
su muslo o quizá más describiendo círculos y vaivenes en su acogedora
superficie, entonces decidí cambiar el rumbo y me dirigí hacia el interior de
su muslo, deslizando mis dedos hasta notar el calor de sus dos piernas al mismo
tiempo. En esos momentos ella separó involuntariamente su boca de la mía y dejó
escapar un gemido corto pero claramente perceptible, al tiempo que sus caricias
ya me llegaban hasta el pecho bajo la camisa. Busqué su labio inferior para
besarlo, lo cual desembocó en otro beso profundo aunque esta vez más corto que
los anteriores, tras el cual ella se dirigió a mi oreja y susurrándome me
propuso que nos fuéramos ya.
El gentío de la gran ciudad nos proporcionaba
el anonimato necesario como para que nuestros gestos afectivos hubiesen pasado
completamente desapercibidos aun estando a merced de la mirada de cualquier
transeúnte. Al fin y al cabo era lo que deseábamos: intimidad.
La cogí de la mano y nos pusimos en pie, nos
miramos a los ojos y le di un beso con lengua corto y provocativo, tratando de
aumentar un poco más su deseo antes de empezar a caminar. Me encontraba como en
una nube, sensación que hacía mucho tiempo que no vivía, las expectativas de
saber cómo transcurriría el resto de la noche creaban una deliciosa tensión que
parecía palparse en todo nuestro alrededor. Caminando nos mezclamos con la muchedumbre,
como si fuéramos dos maniquíes más entre millones, eso sí, rebosantes de deseo
por conocernos más a fondo el uno al otro…
Como puedes comprobar estimado visitante,
esta historia no tiene un final definido, lo dejo abierto para que cada cual si
quiere concluya la historia como más le guste, las posibilidades son infinitas
y solo están condicionadas por los límites que le pongamos a la imaginación. ¿Te atreves a continuar?
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